Según su inventor, es decir, Miguel Agudo, son frases para “pensar el lenguaje” y surgen del juego de palabras, de la tergiversación, del amplio espectro de matices que abarca el humor de pensar en serio, y del decir sin pensar. Deben mucho en sus génesis a la lectura de las Greguerías de Gómez de la Serna y de los Aerolitos de Carlos Edmundo de Ory.
Ahora bien, a diferencia de los aforismos, los parapensares son pretendidamente irónicos (en el sentido socrático del término, es decir, donde se busca más la perplejidad, el atreverse a ignorar, etc.). Además deben tener un carácter estrictamente filosófico o mover al pensamiento cuando juega con el lenguaje.
Por tanto, estos PARAPENSARES poseen una manifiesta dimensión lúdica, pero también una intención reflexiva que pretende que el lector tome conciencia de cómo funciona el lenguaje y cómo puede tergiversarse. En fin, este concepto inventado podéis verlo como compuesto de preposición más infinitivo, donde ese 'para' podría ser el prefijo griego que significa 'junto a', 'al margen de', 'contra', y que hallamos en términos como paráfrasis, paradoja, parafarmacia, parapsicología… Así, el término PARAPENSAR acoge ese matiz de pseudopensar, de antilógico.
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Algunos ejemplos de Miguel Agudo:
Atrévete a intentar algunos PARAPENSARES, o GREGUERÍAS o AEROLITOS o como quieras llamarlo.
¿Por qué un aerolito cabe en el aula de FILOSOFÍA?
"El aerolito edmundiano pocas veces aporta soluciones, sino todo lo contrario: bordea siempre la suspensión de toda certeza".
(Jaume PONT, La poesía de Carlos Edmundo de Ory, p. 305).
"Pueden encontrarse tres procedimientos básicos en la concepción de los “aerolitos”: de carácter lingüístico, filosófico y “greguerizante”.
(Javier BARREIRO, “Los aforismos de Carlos Edmundo de Ory: una teoría poética”).
Próximamente
AEROLITOS.